miércoles, 7 de septiembre de 2011


Cómo afecta el alcoholismo?
El alcoholismo es una enfermedad de la familia. El hecho de beber compulsivamente afecta al alcohólico y al mundo que lo rodea: amistades, empleo, hijos, padres, novia, matrimonio... todos sufren los efectos del alcoholismo. Los que quedan más profundamente afectados son los que están más en contacto directo con el alcohólico y los que se preocupan más por él quedan literalmente embrollados por el comportamiento de éste. Reaccionan ante el comportamiento del alcohólico.
Tratan de controlar la bebida de éste, pero ven que hacerlo está fuera de su alcance. Se avergüenzan de las escenas que el alcohólico hace en público, pero en privado esta vergüenza se convierte en acusación. No tardarán en sentirse culpables, conllevando las heridas, temores y culpa del alcohólico.
Aún con buenas intenciones, comienzan a contar el número de tragos del alcohólico. Vacían licores costosos en el fregadero, registran la casa buscando botellas escondidas, oyen hasta el sonido del sacacorchos. Todo su pensamiento se concentra en lo que hace el alcohólico, en lo que no hace, y en lo que podría hacerse para que deje de beber.
... Esta es su obsesión.
Es muy doloroso contemplar de qué forma un ser humano se va matando lentamente con el alcohol. Y aunque el alcohólico no parece preocuparse por las cuentas que hay que pagar, su empleo, los hijos y su propia salud, la gente que lo rodea sí empieza a preocuparse. Cometen el error de encubrirlo. Y le arreglan todo: lo excusan, mienten, tratando de enmendar relaciones que se habían echado a perder, y su preocupación va en aumento.
...Esta es su angustia.
Tarde o temprano, el comportamiento del alcohólico hace que otros se enojen. Se dan cuenta de que el alcohólico descuida sus responsabilidades, que les está mintiendo y que está aprovechándose de ellos. Han empezado a imaginarse que el alcohílico no los quiere y desean tomar revancha castigándolo para que sufra las heridas y frustraciones causadas por su beber incontrolable.
...Esta es su ira.
Los más allegados al alcohólico empiezan a fingir. Aceptan promesas, creen que el problema ha desaparecido cada vez que hay un periodo de sobriedad. Y aunque el sentido común les dice que hay algo que no anda bien respecto a la bebida y comportamiento del alcohólico, aún siguen ocultando sus sentimientos y pensamientos.
...Esta es su negación.
Quizá el peor daño que sufren los que han vivido con un alcohólico es el pensamiento persistente y tenaz de que la culpa es de ellos: no han estado a la altura de las circunstancias, no son lo suficientemente atractivos, no poseen la inteligencia suficiente para haber resuelto el problema de su ser querido. Y lo atribuyen a algo que hicieron o dejaron de hacer.
...Esto es su sentimiento de culpabilidad.
Los que hemos acudido a Al-Anon estábamos desesperados, éramos incapaces de pensar en una posibilidad de cambio, incapaces de seguir adelante. Nos sentíamos defraudados por nuestro ser querido, abrumados de responsabilidades, sentíamos que a nadie le hacíamos falta, que nadie nos quería, que estábamos solos. Aunque están también los arrogantes, presumidos, santurrones y dominantes; pero todos venimos porque lo deseamos, porque necesitamos ayuda.

No importa qué nos ha impulsado a acudir a Al-Anon: el comportamiento de un amigo alcohólico, de un hijo, hermano o hermana, o un pariente alcohólico, pronto nos damos cuenta que tenemos que cambiar nuestra forma de pensar antes de poder abordar con éxito un nuevo método para resolver el problema de la vida. En Al-Anonaprendemos a enfrentarnos a nuestra obsesión, nuestra angustia, nuestra ira, nuestra negación y nuestro sentimiento de culpabilidad. Por medio de la hermandad aligeramos nuestras cargas emocionales, al compartir nuestra experiencia, fortaleza y esperanza con los demás. Poco a poco, en nuestras sesiones podemos darnos cuenta de que muchas de nuestras molestias provienen de nuestra actitud. Tratamos de cambiar de actitud, de aprender a tener responsabilidad hacia nosotros mismos, y de descubrir sentimientos de autoestima, amor y crecimiento espiritual. Dejamos de insistir en el alcohólico y lo hacemos en lo que sí tenemos potestad: en nuestra propia vida.

¿Qué es el Alcoholismo?

La Asociación Médica Americana ha catalogado el alcoholismo como una enfermedad que puede ser controlada pero no curada. Uno de los síntomas es un incontrolable deseo de beber. El alcoholismo es una enfermedad progresiva y mientras el alcohólico siga bebiendo, su impulso de beber seguirá en aumento. Si la enfermedad no es controlada puede terminar en la locura o la muerte. La única manera de contrarrestar el alcoholismo es una abstinencia total.
El alcoholismo es una enfermedad para toda la vida. Autoridades en la materia coinciden en que el alcohólico, aun con varios años de sobriedad, no puede controlar sus tragos cuando comienza a beber nuevamente.
Hoy en día hay muchos tratamientos exitosos para el alcoholismo. Alcohólicos Anónimos es el más difundido y considerado mundialmente el más eficaz. El alcoholismo ya no es una condición sin esperanza, siempre y cuando sea reconocido y tratado.
Personas de diferentes clases son alcohólicas... Sólo de un tres al cinco por ciento de los enfermos alcohólicos son vagabundos, el resto conservan a su familia y empleos y se manejan más o menos bien, aunque su forma de beber puede afectar en parte a su vida familiar, social, trabajo o bien a estas tres cosas. Un enfermo alcohólico es aquél que tiene problemas en cualquier aspecto de su vida a causa de la bebida.
El alcohólico bebe porque piensa que tiene que hacerlo, utiliza el alcohol como una muleta o un escape. Está dolorido emocionalmente y recurre al alcohol para acabar ese dolor; pero a la larga depende tanto del alcohol que está convencido que no puede vivir sin él. Esto se llama obsesión.
Algunos alcohólicos cuando tratan de dejar de beber sufren síntomas tan angustiantes que recurren nuevamente a la bebida porque sienten que es la única manera de aplacar la agonía. Esto puede llamarse "dependencia del alcohol".
A muchos de los alcohólicos les gustaría ser bebedores sociales. Emplean mucho de su tiempo y esfuerzo tratando de controlarse para poder beber como otras personas. Beben los fines de semana o se limitan a beber cierta clase de bebidas, pero nunca pueden estar seguros de poder detenerse cuando lo deseen. Terminan por emborracharse, aun cuando se habían propuesto no hacerlo. Esto se llama compulsión.
El alcoholismo es un tipo de enfermedad en la que el paciente no cree estar enfermo. La esperanza de recuperación estriba en su capacidad de reconocer su necesidad de ayuda, su deseo de dejar de beber y su disponibilidad en admitir que, por sí mismo, no puede lidiar con el problema.

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